Comienzo a escuchar las enseñanzas que me
comunica mi sangre. Mi historia no es agradable, no es dulce y armoniosa como las
historias inventadas. Tiene un sabor a disparate y a confusión, a locura y a
sueño, como la Vida de todos los hombres que ya no quieren seguir engañándose a
sí mismos.
H.Hesse
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