El Camino

Hemos recorrido el Camino durante enormes cantidades de tiempo. Unas veces juntos y otras por separado. ¡Cuántas veces nos habremos encontrado y dicho adiós! ¿Cuántas veces, surcando el universo, nos despedimos y nos reencontramos, y cuántas otras pasamos el uno junto al otro sin reconocernos? Hemos llorado la ausencia pasajera del otro ocultos tras el sol de alguna lejana galaxia. Hemos reído juntos colgados de la cola de algún cometa y nos hemos también amado ocultos tras alguna nebulosa. El tiempo se acorta, la evolución está llegando a su fin y quizás éste sea nuestro último destino. Estoy aquí, en este pequeño planeta azul, esperando que el universo disponga, y sigo sintiéndome como en prácticas. ¡Te reconoceré cuando pases! Aún recuerdo tu luz, tu fragancia y tu esencia, que también es la mía.

El Camino es el mismo pero el caminante sigue cambiando. Tal vez nos reencontremos en este plano o tal vez en el viaje de regreso como esferas viajando presurosas a través de la galaxia y allí, juntos, jugaremos como siempre a ver quién llega primero a tocar las puertas del Reino de nuestro Buen Dios. ¡Cuántas veces lloré por tu ausencia y cuántas veces anhelaré tu regreso y sin embargo estás conmigo! Un paso más hacia la Eternidad y prefiero darlo contigo, hermano, amigo, madre, padre, amada, que siempre fuiste la misma bajo múltiples disfraces. Llueve en mi corazón y son lágrimas de Amor, de un Amor sin tiempo ni edad, de un alma que busca su contraria en la Eternidad sin saber que la Eternidad es su Amada, que es ella quien a veces se esconde y otras sale a su encuentro. Que es Ella quien te ama y se deja amar.

Sigo mi camino y sé que no lo hago solo. Que miles de almas van delante y otras tantas detrás. Que cientos de experiencias me quedan por vivir; unas que he suspendido y se repetirán, y otras nuevas de las que aprender. Viajo con una mochila de recuerdos y de seres a los que amar, pues mi amor no está sometido al tiempo.

Recorro la tierra hasta el mar, hasta Tu Corazón. Transito la vida con las manos vacías de odio y llenas de amistad. Te espero en el fin de los tiempos, sentado, contando las horas, silbando aquella vieja canción que compusimos juntos para que cuando la oigas me reconozcas y nos volvamos a abrazar. Te espero en el final de los sueños y deseo que tu viaje sea largo, lleno de aventuras. No tengas prisa, aquí se dobla el tiempo y habrá mucho que contar. Si miras hacia abajo se divisan todos los mundos, si miras hacia arriba ves a los ángeles subir y bajar. En este lugar está la piedra del peregrino, sólo aquí es seguro descansar…



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