¿Quién sabe?
Un anciano labrador tenía un viejo caballo para
cultivar sus campos. Un día, el caballo escapó a las montañas. Cuando los
vecinos del anciano se acercaban para condolerse con él, y lamentar su
desgracia, el labrador les replicó: “¿Mala suerte? ¿Buena suerte? ¿Quién sabe?”
Una semana después, el caballo volvió de las
montañas trayendo consigo una manada de caballos. Entonces los vecinos
felicitaron al labrador por su buena suerte. Este les respondió: “¿Buena
suerte? ¿Mala suerte? ¿Quién sabe?”
Cuando el hijo del anciano intentó domar uno de
aquellos caballos salvajes, cayó y se rompió una pierna. Todo el mundo
consideró esto como una desgracia. No así el labrador, quien se limitó a decir:
“¿Mala suerte? ¿Buena suerte? ¿Quién sabe?”
Una semana más tarde, el ejército entró en el
poblado y fueron reclutados todos los jóvenes que se encontraban en buenas
condiciones. Cuando vieron al hijo del labrador con la pierna rota le dejaron
tranquilo... ¿Buena suerte? ¿Mala suerte? ¿Quién sabe?
Comentarios
Publicar un comentario