Deja que el corazón afluya a tu boca, abandónate al lenguaje, recréate en cada vocablo, saborea cada sílaba, toma en tus manos cada frase como si fueran pájaros y échalos a volar, o polvos mágicos que esparces ante la concurrencia… y haz de cada palabra un santuario al que otras palabras vengan en peregrinación
Nada en el mundo escapa al poder de la palabra cuando se saben formar finas redes que atrapan lo más pequeño y fugitivo
Luis Landero
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