Considerar las casualidades y sutilezas

 


Le dijo que todo era tan rigurosamente lógico como la maquinaria de un reloj, y la invitó a considerar la cantidad de casualidades y sutilezas que habían tenido que combinarse y engranarse para hacerlo posible. Y todo eso lo había urdido el destino. Era un regalo que les hacía el destino. Un regalo maravilloso

Los creyentes les llamaban milagro, pero él prefería llamarles licencia poética, porque a veces la vida y el arte se confunden, juegan a disfrazarse, intercambian sus identidades y atributos


Luis Landero (La última función)


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