Las manos reconocen la luz

 


Decía Joseph de Maistre que “una idea que nos parece clarísima no es más que un resplandor entre dos abismos”. Esta afirmación podría extrapolarse totalmente a una mano que comienza a escribir

Las manos, antes de encontrar la palabra, intuyen, palpan, reconocen. Son ciegas hasta que encuentran esa luz que termina convirtiéndose en escritura. Y en esa búsqueda, encuentran otras manos que dan cobijo y acompañan. Y es durante épocas de más  oscuridad cuando otras manos se hacen más necesarias, cuando la luz que desprenden guía más que nunca

María Sánchez


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