El milagro inagotable de nuestras Vidas
Nos han
dicho que no podemos ser poetas de nuestras realidades, de nuestras
percepciones y vidas. Nos han dicho que la “realidad” es un cuento ya contado y
que ya no hay más mitos… Que vivimos en un
mundo hueco y silencioso de fórmulas precisas y que cuando hablamos, lo hacemos
contra un muro eterno y sordo de definiciones establecidas, tras el cual no hay
nada…
Pero no… la Verdad nace a cada palabra que decimos,
nunca estuvimos en silencio y no lo estamos ahora. Contar nuestra historia no
es una tarea sin futuro: frente a nosotros está un Mundo que es eterno y todo
oídos. Un Mundo que espera por nuestra historia, por nuestro cuento, por el
poema de nuestras vidas
El Edén siempre siguió ahí, al alcance de nuestras
manos: la “realidad” es nuestra ceguera No hay creatividad sin ese instante
inefable de caos que invade al poeta: allí, en el centro del momento donde todo
es equivalente y equiprobable como alguna vez lo fueron las aguas del Nilo o
del Éufrates cuando recién derramadas sobre las tierras de cultivo, prometían
nueva Vida… Allí será que nos liberaremos de las cadenas de “lo que se supone
que es” y empecemos nosotros a decidir el destino de cada pincelada, de cada
golpe del mazo o letra proferida para decir el milagro inagotable de nuestras Vidas
Horacio
Ramírez
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