Plegaria del Arbol
Tu que pasas y levantas
contra mí el brazo, que conscientemente me zarandeas, antes de hacerme daño, mírame
bien..
Yo soy el armazón de tu
Alma, la madera de tu barca, la tabla de tu mesa, la puerta de tu casa, la viga
que sostiene tu techo. La cama en que descansas.
Yo soy el mango de tu herramienta,
el bastón de tu vejez, el mástil de tu ilusión y de tus fuerzas. Yo soy el fruto
que te nutre y calma tu sed, la sombra bienhechora que te cobija contra los ardores
del Sol, el refugio bondadoso de los pájaros que alegran con su canto tus horas
y que limpian tus campos de insectos.
Yo soy la hermosura del
paisaje, el encanto de la huerta, la señal de la montaña, el lindero del
camino.
Yo soy el calor de tu hogar
en las noches largas y frías del invierno, el perfume que embalsama a todas horas
el Aire que respiras, el oxígeno que vivifica tu sangre, la salud de tu cuerpo y
la alegría de tu Alma; y hasta el fin, yo soy el ataúd que te acompaña al seno
de la Tierra.
Por todo eso, tú que me miras,
tú que me plantaste con tu mano, tú que me diste el Ser y puedes llamarme hijo...,
¡y no me hagas daño!
Anónimo. Festa de l’Arbre, Cornellà de Llobregat
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