Sombra y Sol
Hace algunos años, mi maestro, caminando por
cierto lugar, se encontró con dos hombres. El primero, al reconocerle, se
inclinó, con lágrimas en los ojos, y le rogó que rezara por él para que Dios se
apiadara de su situación, pues había perdido toda su fortuna y posesiones. El
otro, igualmente, cuando vio a mi maestro, se inclinó también y le besó la mano,
pero no le pidió nada. Aunque igualmente había perdido todo lo que tenía, sin
embargo no dejaba de sonreír y de dar gracias a Dios.
Cuando nos alejamos, mi
maestro me dijo: - Hijo mío, ¿has visto a esas dos personas? Ambas han sufrido
la misma desgracia, no obstante, ¿sabes qué las diferencia? – A lo que yo
contesté: - Explíquemelo, por favor – La diferencia – continuó mi maestro – Es
que uno está sentado a la sombra y el otro al sol
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